domingo, 23 de agosto de 2009

ALGO CONTIGO


Me gusta alguien y me cuesta admitirlo. Me gusta y no quiero admitirlo porque no se si yo le gusto a ella. Siento que tengo trece otra vez y que me han vuelto los hoyos en el estómago y el excesivo brote de sudor en las manos. Pero esta vez no son tiernas mariposas volando por mi intestino grueso y delgado, esta vez son filudas avispas que hincan más que una gastritis. A los 22 años el amor colegial se vuelve en una agradable tortura matutina.

La chica que me gusta tiene la risa descontrolada y el entusiasmo de una quinceañera. La verdad es que su edad no está muy lejos de los quince. Es menor que yo, inmadura según ella, fresca y con una expresión cuando te mira que pareciera que no le importara nada de lo que uno dice. Te mira así, con los ojitos medio cerrados, con el chicle en la boca, la mirada fría, impenetrable, y te dice, luego de haberte mandado el rollo más huachafo y elaborado de tu vida, “Ah, gracias”.

Ayer estuve con ella. Solamente la acompañé al paradero para que tomara su carro, claro que con un poco de experiencia alargué ese corto ritual en una conversa de más de media hora. Tenía que darle diez soles que su hermana me había prestado para que pudiera regresar a su casa, así que las opciones eran dos, darle el dinero, embarcarla y decirle adiós o, decirle que no tenía cambio, sacar un billete grande, y tener que caminar de tienda en tienda para comprar una botellita de agua de un sol y me cambiaran el billete. Obviamente elegí la segunda y no me arrepiento. La pasamos bien. De vez en cuando, no se si por la contorsionada risa de ella o la inconciente reacción de su cuerpo, ella se acercaba a mí, riéndose, y apoyaba su rostro en mi pecho, y yo la sujetaba de la cintura, discretamente, con cuidadito, y sentía su risa en la cara y hubiera querido hacerle cosquillas eternamente para que nunca parara de reír. Luego vino su carro, y ella dijo, pero está lleno, aunque de lejos se podían ver las filas de asientos vacíos que había y dejó que pasara el carro, poniendo cara de pusha se pasó y estaba vacío y no me di cuenta, y seguimos esperando al siguiente carro. Quiero seguir pensando que lo dejó pasar para quedarse un rato más conmigo.

Hace unas semanas quise hacerle un detalle que me hiciera avanzar unos escalones en el tremendo edificio de su corazón (que mal estoy). Me develé haciendo durante varias noches unas estrellitas de tiras de papel que aprendí hacer en youtube para llenar una cajita con ellas y esconder entre tantas estrellas su chocolate preferido. No sé cuantas hice en total pero terminé con la yema de los dedos adormecidos. Le grabé un CD de música con diez canciones todas romanticotas y le escribí una cartita explicándole la forma de abrir los regalos. Luego tomé mi bus interprovincial y me tiré un viaje de casi dos horas para ir a su casa (Vivimos de un extremo al otro de Lima). Juro que casi me destrozo las nalgas de tantas horas sentado en un asiento durísimo de plástico. Dejé el regalo sobre su cama y luego regresé. Puedo decir que valió la pena. Cuando llegué a mi casa la llamé (con las manos goteando chorros de sudor y la voz media cortada), y ella me contestó recontra entusiasmada agradeciéndome por el detalle. Luego de tanta gratitud empezó a contarme sobre unos cuantos tipos (ya perdí la cuenta), que estaban detrás de ella y que se le habían declarado y que había tenido que chotear así, recontra fría y que le llegaba los tipos muy insistentes, si pasa algo pasa, sino, no pues, y yo me quedé sin saber que decir y con un tremendo signo de interrogación en la cara.

Ya no sé que escusa inventar para verla o hablar con ella. Se me acaban las ideas de conversación en el msn, no sé si estoy más cerca que lejos o más lejos que nada y como diría el gordo de Vicentico, ya me quedan pocos caminos, y aunque te parezca un desatino, no me quiero yo morir sin tener algo contigo.


Pd: ¿Puedo cuidar de ti?

2 comentarios:

  1. oshe que!que mandado eres,con eso quien no adivina...bueno aun así aun no tienes mi bendición,sobre nuestro cadaver,esfuerzate!

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  2. A ver.. Robert.. si te dice que tiene muchos pretendientes y los para choteando puede significar dos cosas: 1) te está aclarando que no está con nadie y disponible, ó 2) está aclarando que así de fácil te puede chotear si te mandas.. jaja.. Cómo es eso de las estrellitas en una caja?? nunca he escuchado nada parecido.. pero suena recontra cursi.. (como tú mismo). Bueno, aclárame eso de que le dejaste el regalo sobre la cama.. ya tienes acceso a su habitación y su.. cama??
    Saludos,
    Dulcinea

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