sábado, 25 de julio de 2009

MENTIRITAS CONMIGO NO (TE PILLÉ TE PILLÉ)



PELIGRO: Puede que este post contenga un alto grado de resentimiento, huachafería y romance cursi dañinos para la salud.


Supe que estaba enamorado de ella, no por las cientos de patitas que sentía recorriendo mi estómago, ni por la sin igual cara de baboso que ponía al verla; supe que estaba enamorado de ella por el feliz estado de sosiego que sentía estando a su lado olvidando por completo que el mundo le juega a uno sus malas pasadas.

El día que le dije que me gustaba lo recuerdo con bastante exactitud, harto roche y poco orgullo. Salíamos de comprar del supermercado, yo cargaba con todas las bolsas de las compras como todo un caballero (o al menos aparentando serlo), ella estaba a mi lado (ella será su nombre en este post), caminando muy pegada a mí casi como protegiéndose de algún peligro premeditado. Quise que el recorrido hacia el paradero nunca terminara, que la luz roja del semáforo se mantuviera para siempre y así quedarme varado en esa esquina durante toda mi vida junto a ella. Verde, cruzamos la pista y esperamos sentados en la vereda a que pase el bus de regreso. Llevaba en mi bolsillo desde hace días un poema de Neruda, de los más sencillitos para que cuando llegara el momento indicado este me sirva de introducción a mi torpe declaración de amor y me de una atmósfera cargada de romanticismo. Cuando lo saqué de mi pantalón no sabía si simplemente empezar a leer o hacer una breve explicación antes de entrar con la lectura del poema. Decidí la lectura inmediata para no estar tentado a ser aburridas divagaciones y a atorarme con mi saliva. Desdoblé el papel con nerviosismo, humedecí la hoja con litros de sudor y empecé a leer.

Quítame el pan, si quieres,
quítame el aire, pero
no me quites tu risa.

Como haciendo caso al poema en total sumisión, ella estalló en una carcajada alta y prolongada y con ella todas mis pretensiones de una declaración con harto romanticismo y bastante seriedad. Me aguó el pastel, estaba apunto de tirar la toalla, chapar mi taxi y huir de la escena; pero luego en su rostro quedó la huella de la brutal carcajada suavizada en una tierna sonrisa que me recordó el motivo por el cual había decidido humillarme en el vergonzoso acto de decir me gustas. Guardé a Neruda asfixiándolo en veinte dobleces y devolviéndolo a mi bolsillo, de donde nunca debió salir, miré un rato a los autos y respiré hondamente expulsando todo el dióxido de carbono que me empezaba a marear. Ensayé un par de frases en mi mente pero todas me sonaban tan cursis y conocidas, así que empecé a hablar.

(…)

Luego de dar largas y aburridas explicaciones astrales comprobando mi teoría de que su sonrisa brillaba más que todas las estrellas juntitas en un solo bulto, se lo dije.

- Lo que estoy tratando decir es que me gustas
- …
- Me gustas y la paso demasiado bien contigo
- …
- Nunca antes había sentido lo que ahora siento por ti (floro más viejo que Marco Aurelio y Papá Noel juntos)

Permaneció sin contestar, atinando solamente a sonreír y a agrandar el maldito dedo de la duda que me apuntaba directamente al medio de los ojos mientras que yo luchaba por que el cacharro de confiado no se me tornara poco a poco en un enorme y rojo signo de interrogación. Al fin habló.

- Gracias

GRACIAS!!!!!???? No jodas pues, me chanco la cabeza para que algo decente me salga y me dices gracias…

- …Tú también me gustas

Eso está mejor, continúa

- Y la verdad no sé por qué

¿Será por mi alto grado de carisma que se propaga como una enfermedad?

- Antes ni siquiera me caías…

No hace falta entrar en detalles flaquita… ¿Qué me decías? ¿De que te gustaba?

- Pero en este tiempo he podido conocer al chico tierno y detallista que eres en verdad.

Llegó el carro y nos subimos, casi no hablamos durante el camino de regreso pero sostuvimos todo el tiempo una larga mirada cargada de mucha complicidad. Juro, casi muero de alegría.

(…)

Luego, porque las cosas son así y porque nadie tiene el control absoluto de su vida y porque como dicen siempre para menguar el dolor de alguna forma, las cosas siempre pasan por algo, ella se fue. Cuando me dio el último abrazo de despedida en el terminal se colgó de mi cuello ensayando un rostro de harta pena y de mi amor voy a pensar todos los días en ti. Yo la abracé inútilmente tratando de retenerla pero sabía que al final de igual forma se tenía que ir… Me había acostumbrado a su olor en las mañanas, a su ronquera en las tardes, a su cerquillo milimétricamente peinado, a su codo en las comidas (porque zurda y derecho chocan al momento de comer), a su insipiente tamaño y a besar de cerquita, así bien apachurraditos, como dos bolas de helado (vainilla ella yo chocolate), su delgada y brillante trompita.

Me llamó cuando estuvo instalada y a solas y me llenó de mimos y sobrenombres que hasta ese momento no sabía que me decía y me dijo que me extrañaba y que no aguantaría tanto sin mí y que cómo quería que ya pasen los cinco meses que iba a estar por allá y que(maldita sea), me amaba. Yo, que si hubiera sido diabético seguro que moría en el teléfono por las altas dosis de dulzura transmitida por señales eléctricas a distancia, solo atinaba a dar repetidas afirmaciones (yo también mi amor, yo también), mientras, cuidadoso de no manchar el suelo, derramaba cantidades extremas de saliva por esa chica.

No pasó ni un mes cuando, yo encerrado en una cabina telefónica tostándome de calor y ella echadita en su camita, tranqui, con la tele prendida seguramente en alguna novelita pacharaca y aburrida, me sugirió de lo más sonriente que en el tiempo que íbamos a estar distanciados seamos sólo amigos. Yo, con cara de huevón y creyendo que sus intenciones eran de lo más sanas, le dije que claro que me parecía bien, que no había problema, sin percatarme de que ese seamos sólo amigos era, como bien lo declara el himno nacional, un seámoslo siempre.

A partir de ese momento cada vez que hablaba por teléfono conmigo no me llamaba por mi nombre y mucho menos me decía algún diminutivo bonito o huachafo, no importa, al fin y al cabo diminutivo; ahora cada vez que me contestaba el celular lo hacía con un sospechoso y cachaciento “ola amigo”. Decidí ignorar el término porque de alguna forma ese era el trato que (no me quedaba otra), había aceptado.

He aquí mi concepto de amigo(a):
Dícese de la persona a la cual la consideras de confianza y con la cual compartes momentos alegres, chicles gastados y de vez en cuando un par de chapes bravos pero que ni cagando lo(a) haces tu enamorado(a).


Luego esas llamadas empezaron a adquirir una reducción total o parcial del tiempo, ya no sólo me llamaba amigo, sino que inventaba cualquier excusa para tener que colgar y lo peor de todo, lo peor pero peor de todo, era escuchar siempre, al lado suyo, cerquitita, la hipócrita voz de un maldito enano que se hacía llamar mi amigo.

Dada todas esas situaciones que amargaban mi día decidí no llamarla, que si quería hablar conmigo ella metiera su solcito al teléfono público o que recargara su celular y que se dignara a marcar mi número que de tanto desuso se habría borrado de su memoria. Claro, ella nunca se dignó y no supe de ella en semanas.
Viajé a los tres meses. Fui a verla con unos amigos y amigas que bien cerquita mío estuvieron todo el rato. Cuando la vi, con el cabello suelto, con un ganchito en medio de la cabeza que sostenía una pequeña porción de su pelo, la frente descubierta, los ojos bien grandotes y la sonrisa, que meses atrás habían hecho de mí un hombre feliz, recordé por qué estaba enamorado de ella y no bastó más, ni una palabra suya, para volver a ese mismo estado de estupidez total. A ella se le veía sumamente emocionada con mi presencia, meses después entendería que no era emoción lo que reflejaba sino una crisis de nerviosismo porque seguramente al momento de verme entrar por esa puerta pensó, la cagada ahora qué…

Mis sospechas adquirían un alto grado de credibilidad al notar que un cierto tipo, que si digo un metro cincuenta no exagero, y que si digo más chancado que Rocky luego de mecharse tampoco y más aburrido que el cerdito Porky contando chistes mucho menos, empezó a acercarse a ella como un atrapa moscas, pegándose a una distancia mínima sin darle chance siquiera de ir al baño sola. Me calenté harto, me llegó altamente, más alto que las jugadoras de voley de la selección de Italia, luego me tranquilicé, pensé en frío, analicé las cosas y saqué mi línea. Aquí hay gato encerrado que apesta a perro muerto.

Gracias a mi querida amiga F pude descubrir al fin que estaba pasando. F había sido fiel cómplice de “ella” por mucho tiempo y se habían contado hartos chismes pero ahora se había convertido en una muy buena amiga mía y confidente también. Desde que llegamos y conversó secretamente con ella había adquirido una colosal y lampiña cara de poto que no podía disimular. Cuando ya no pudo más, sin insistir, se acercó a mí y me contó lo que tantos días la había tenido arañando las paredes del baño de lo estreñida que estaba.

- Antes que todo debes saber que ella te sigue queriendo… (Me dijo la muy ingenua)
- ¿Qué pasó?

Se detuvo de golpe, como si una gran y babosa bola de saliva le hubiera atorado la garganta.

- Pusha amigo, si te lo digo es porque no me parece lo que está haciendo…

No bastó que me lo dijera, pude imaginarme toda la historia con detalles y demás, me imaginé a “ella” de la mano, paseando con el chato ese, felices, sonriendo, pensando en que estará haciendo el cojudo de Robert mientras nosotros chapamos acá bien rico lejos de él, acurrucaditos por el frío. En ese momento un enorme y bien cerrado puño de la desesperación dio contra mi cara dejándome en total desconcierto. Qué se supone que uno deba hacer en esa situación, uno nunca recibe clases para ese tipo de momentos y mucho menos sabe de primeros auxilios. Lo único que le dije a F fue tengo que hablar con ella, y fuimos hacía su cuarto y justo antes de llegar veo parado al chato en la puerta de su cuarto, mismo guachimán de chifa, esperando a que ella salga. Pensé en sacarle de una vez su puta madre al enano ese pero F me detuvo, bien sabia ella, y se lo llevó al chaparro a otro lugar inventando no sé que excusa que de seguro debió estar buena. Entré. Allí estaba “ella”, peinándose largamente el cabello en una paz que solamente los santos y los conchudos pueden tener. Me acerqué rápidamente, me paré en frente de ella y ella, como sorprendida de verme y con una concha que no le cabía en el cuerpo me dijo.

- Hola, qué haces aquí…

Yo la miro y me sonrío, trato de hacerle la conversa de lo más normal pero la maldita duda me tortura el cerebro y no me deja disimular por mucho tiempo la cara de huevón que en realidad tengo. La tomo de los hombros, me acerco a ella y como contándole un secreto le digo.

- Ya lo sé todo, no tienes que seguir fingiendo.



CONTINÚA LUEGO...




Este es el video de la canción que da título a este post... Hey hey...

Está canción va con mucho amor dedicado a todas las "ellas" que alguna vez nos han hecho trampita en el amor... Con cariño... Hermanos Yaipén (Disculpen la pacharacada)

9 comentarios:

  1. jajajaja q buena me encanta la parte del poema bueno a decir verdad creo que cualquiera en su lugar tb se hubiera matado de risa jajajaja

    y muy buena explicción del helado de vainilla y de chocolate ....

    Pero tienes mucha razón en eso de solo amigos por un tiempo....pues no hay eso de amigos olo por un tiempo


    MUY BUENA MUY BUENA LA HISTORIA me dejo en suspenso asi q espero la segunda parte

    un abrazoo ... y ya sigue escribiendo mientras hago mi camchita para seguir leyendo entretenida ....


    kerly :x

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  2. Creo q No era tan dificil comentar en un post tan sincero como este!, creo q no sere la unica en estar d acuerdo contigo, y es q la mayoria d las mujeres(...y no descarto un buen porcentaje d hombres)hacen eso...se les ocurre jugar con los sentimientos d alguien como si fuera LA CASA de BARbie, haciendo d los protagonistas unos cualkiera q stan con uno y con otro, con el de la vecina o con el del mercado, etc(x q asi d tontos eran nuestros juegos). Es q la inmadurez d algunas personas llega a tal limite de dañar ciertos corazones, pero lo bueno d estas experiencias es q ia uno no cae en las mismas jugarretas, y gracias a eso kizas uno comienza a madurar un pokito mas....solo espero q esta historia termine en final feliz para el protagonista, - en general muy bueeenooo!!-

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  3. Encantador!!! Simplemente encantador que lindo post (^.^)…me gusto mucho la parte en que describes tu emociones de una forma tan grafica, jajaja XD eso es brabazo…pucha pero eso de amor de lejos amor de ____ ya saben con que se completa la frase…pero en finnn ”ella” es una chica muy monce no sabe lo que perdió….suerte en todo y espero con mucha impaciencia el siguiente post…ah! Me olvidaba que buena banda sonora con los “yaipen’s brothers” jajaja XD bxo!

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  4. "...ese seamos sólo amigos era, como bien lo declara el himno nacional, un seámoslo siempre". Que buena frase, maestro.

    Brother, "ella" está jugando dominó con ambos. De verdad, quisiera saber si te gustó más ser parte de su rompecabeza, o si decidiste descolocarle el plan.

    Eso sí, es inevitable, siempre nos la agarramos con la otra víctima, tal vez porque es otro hombre y es más fácil joder a otro hombre...

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  5. No vale la pena esa chika, ya encontraras a una persona q te quiera y q valore cada detalle tuyo.

    Ya quiero la 2da. parte...

    Saludos!

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  6. si renato cisneros lee esto le da un infarto u_U!..... este ultimo post tuyo parece una copia mal hecha de su blog

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  7. No creo que a RC le dé un infarto, se alegrará por un admirador más y talvez hasta se crezca un poco el chato.. igual que el post de semana santa.. jaja..

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  8. ROBERT, YA TE DIJE PERSONALMENTE SOBRE LO QUE PIENSO DE ESTÁ HISTORIA...
    Está bueno no lo negaré, pero sé más cauteloso con tus descripciones...!
    ahh que buenoos comentarios por ciertooos, la mayoria son ciertos(: tqmm gordi!
    nevenka(:

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